Estamos en plenas fiestas de decembrinas, sentimos el frio calar nuestros huesos, el espíritu nos puede llenar el corazón e incluso puede que nuestras carteras estén vacías, pero tan increíble como puedan creer… no en todos lados se celebrar igual la navidad.
El budismo y Shintoismo son las religiones preponderantes en Japón, pero la influencia con la cultura occidental desde la segunda guerra mundial provoco que las celebraciones navideñas se hicieran populares, calificando como una experiencia interesante el intercambio de regalos entre amigos y familia. Las calles, centros comerciales y lugares públicos se llenan de luces, adornos alusivos e incluso se generan actividades para que los ciudadanos disfruten y generen turismo, pero no es tradicional poner árbol de navidad gigante dentro del hogar.
Lo normal para el 24 y 25 de diciembre, es ver programas especiales navideños, u organizar una fiesta entre amigos y compañeros de trabajo, mientras que cuando tienen una pajera se considera una fecha especial íntima donde reservan restaurantes y hoteles lujosos.
La comida popular para esa fecha y por la cual varios pasan horas formados es pollo de KFC, no tiene que ser especifico de esa marca, de hecho, tiendas de conveniencia sacan su propio paquete para ese día, una cubeta de pollo, sidra y el postre más famosos es el “pastel de navidad” (kurisumasu kēki) que es un bizcocho sencillo recubierto con crema blanca pastelera y decorado con fresas, que simbolizan los tonos de la bandera japonesa.
La navidad es una celebración religiosa, y seguramente la falta de catolicismo es la causante de que sea calificada más como una moda que una especie de tradición originaria, pero al final la celebración en compañía de seres queridos es lo que importa en estas fechas especiales.